Hace algo así como dos meses y algunos días, tomé un vuelo desde mi Santiago querido, a donde ya he vuelto, con destino a Madrid. Tuve un feliz viaje, colmado de atenciones y buen servicio por
Iberia y aterricé, sin novedad, en el Aeropuerto de Barajas. Pasé dos días en esa urbe cosmopolita que es Madrid, donde tuve oportunidad de degustar un magnífico cocido madrileño, en Chile lo había comido pero... ¡nada que ver! en un restaurante del Madrid antiguo, Malacatín, por un precio irrisorio. Tras estos dos días y siguiendo las recomendaciones de un primo mío que vive en Málaga, la tierra de mis abuelos, llamé, para obtener un billete en el AVE, ese magnífico tren de alta velocidad que une Madrid con Málaga en dos horas y media, a
Viajes Marimartur, una agencia de viaje malagueña, que, con una amabilidad digna de ser imitada por muchos, me consiguieron el billete, con green fees en un campo de golf, de los magníficos que esta provincia ofrece, en un precio altamente interesante.
Llegado que fuí a Málaga mi primo insistió en que me alojara en su casa pero, niños, esposa y suegra no constituían el mejor entorno para un viajero ávido de emociones. Así pues, rompiendo el corazón a mi primo, le dije que me iba de "hoteles". Quería estar dos días en Estepona, dos en Marbella, otros dos en Fuengirola, más días en Benalmádena, en Torremolinos, en Málaga, en Rincón de la Victoria y en Nerja. Quería revivir, localmente, las historias que mi abuela me había contado.
Primer problema: ¿Cómo reservar tantos hoteles en diferentes lugares sin aburrirse? Mi primo, gran conocedor de "lo que pasa en Málaga" me recomendó utilizar los servicios de la WEB de reservas de
AEHCOS (Asociación de Empresarios de Hotelería de la Costa del Sol) y, en un abrir y cerrar de ojos, tuve ante mí, sin esfuerzo alguno, la más extensa oferta hotelera de esta magnífica Costa. Llevé a cabo en unos minutos, a muy buenos precios, todas mis reservas y... listo para iniciar mi periplo. Bueno, mi esposa, trámites y papeleos para ella.
Pero, ¡ah sorpresa!, el tren de cercanías sólo llega hasta Fuengirola lo cual, con equipaje, me obligaba a utilizar autobuses. No tengo nada contra los autobuses pero, yendo con equipaje no es la solución más idónea. Decidí, creo que con buen criterio, alquilar un coche. Hice unas cuantas averiguaciones que, como resultado me llevaron a una empresa malagueña donde el servicio y la atención recibidos solamente puede compararse con la bondad de sus precios y la modernidad de sus coches. Fue un auténtico placer tratar con esta empresa, Rosa y Eugenio, no sólo me atendieron muy bien, sino que me dieron consejos para conducir por estas carreteras, buenas, pero desconocidas para mí: desde aquí hasta allí, peaje, entonces... Culminé mi peregrinar por la Costa del Sol con unos enormes deseos de volver. lo cual, sin duda haré en un futuro próximo: un año más o menos. Desde aquí, mi agradecimiento a todas las personas y entidades que tanto me facilitaron mi primer contacto con la Costa del Sol.
